En una semilla primaveral está tú futuro, cargo sublime, como una primera flor de mata, aunque a veces pareciera que tus raíces rozan el pavimento y respiras contaminación, con unas gotas tú cascarón vuelve a brillar radiante de perfume, y con cada nueva corola sorprendes al peatón. Y lo interesante es ¨¿cómo tú cuerpo casa de tu mente será?¨ como si dos destinos pudieras tener, no como el destino de la flora del jardín municipal, sino entre un despeinado matorral con bellos pétalos, de ojos apagados por sequiase inviernos, o una ilusión de gran jacaranda con temporadas violetas y radiantes, a pesar de esta puta polución, a pesar de la lluvia acida, que llegues tú a arrojar pétalos por la calle, no como ahora que son los pasantes los que te los quitan.
Y yo con esta impotencia de perro, ojalá fuera un insecto para hacer mi telaraña entre tus ramas, más solo puedo olerte y mearte, con la imposibilidad de mostrarte mi humanidad, enfrentada mi lengua a tus espinas, y por esto regreso a la fachada del hogar, a hacer como que no pienso en tu caos, y a hacer como que mi lecho de la calle es. Pues el calor, frío es sin tu olor, así que expectan mis inquietudes, y respiro fuerte llenando al máximo mis pulmones cuando ando por tu acera, aceptando el término medio que me dan tus pistilos.